Por: Dumar A. Jaramillo-Hernández MVZ. Esp. MSc. PhD.
Profesor Universidad de los Llanos
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, conocido formalmente como UNICEF, los usos de las vacunas en infantes salvan entre 2 y 3 millones de vidas cada año. Aun así, en la actualidad 1,5 millones de niños mueren anualmente a causa de enfermedades como la difteria, el sarampión, el tétanos, la tos ferina, la diarrea o la neumonía; todas estas enfermedades son altamente prevenibles con el uso de vacunas seguras y eficaces. Uno de los mejores ejemplos de la vacunación es haber salvado alrededor de 15,6 millones de vidas en niños en el mundo, solo por la inmunización contra el sarampión, datos recopilados desde el año 2000 hasta el 2013.
Pero esta triste realidad de hoy en día era mucho más aguda en la década de los 90, donde solo un 20% de los niños del mundo accedían a vacunas que les permitía sortear de forma segura estas enfermedades que poseen alta mortalidad o efectos adversos permanentes en sus vidas (ej., discapacidad vitalicia). Aunque este indicador de vacunación de infantes subió al 84% en la década del 2000, se estancó para la década del 2010 (especialmente en el año 2013 hacia adelante), donde 1 de cada 5 niños menores de un año de edad, es decir 21,8 millones de niños, no recibieron las vacunas para salvar sus vidas.
Al respecto de esta corta introducción, surgen dos preguntas puntuales: ¿Qué sucedió en el año 2000 que disparó la vacunación en infantes en el mundo? Permítanme ayudar informando al respecto de una de las principales variables para esta respuesta: para ese año se formó la “Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización”, organismo de toma de decisiones al respecto de los 30 millones de niños que, durante toda la década de 1990 en países empobrecidos, no estaban recibiendo las vacunas que permiten prevenir una serie de enfermedades mortales.
¿Qué ocurrió para que ese ímpetu de la vacunación infantil del año 2000 se estancará para la década del 2010? De esta respuesta debemos aprender todos y extrapolar la misma a la crítica situación humanitaria de los infantes de la Franja de Gaza y Croacia. En situaciones de conflicto y emergencia, la interrupción de los servicios de salud y, por tanto, de los programas de inmunización infantil, pone en riesgo muchas vidas. Un ejemplo de ello es el caso de Sudán, para el año 2011 debido al conflicto se suspendieron los programas de vacunación en niños, años después se produjo uno de los peores brotes de sarampión en la historia de ese país. Posterior al brote mortal de esa enfermedad, y solventado la crisis interna de ese país, 7,9 millones de infantes pudieron ser vacunados.
Otro triste ejemplo, es el caso de Siria, su conflicto en el año 2011 originó la caída en las tasas de vacunación infantil del 99% al 52%, esta acción asociada particularmente a los daños en las infraestructuras sanitarias. Para el 2014 en este país alrededor de 600 niños tenían sarampión, y se calcula que 230.000 infantes no recibieron vacunas durante ese tiempo de guerra.
Regresemos al actor pináculo de la primera respuesta, hoy en día esa alianza que comenzó a salvar vidas de niños a través de la vacunación se denomina “Gavi, la Alianza para las Vacunas” (https://www.gavi.org/), la cual tienen como fin el uso equitativo y sostenible de las vacunas; dado que se entendió que diversos países empobrecidos no tenían cómo acceder monetariamente a las nuevas vacunas potentes producidas por los laboratorios farmacéuticos (bueno si tenían, solo que los gobiernos corruptos roban a diestra y siniestra, tal cual hoy en día).
Gavi para este año ha alcanzado la vacunación de 1 billón de niños, más de la mitad de los niños del mundo, en 78 países empobrecidos (de estos, a partir del año 2022, 19 países ya son totalmente capaces de autofinanciar sus procesos de inmunización de infantes). En teoría previniendo 17.3 millones de muertes futuras (mitad de la mortalidad infantil) y proyectando en beneficios económicos para esos países alrededor de 220.5 billones de dólares paras sus economías, por ejemplo, la redecir los servicios sanitarios en el manejo de las enfermedades infecciosas mortales o debilitantes controladas con vacunación en los niños. Por cada dólar gastado en inmunización en los países apoyados por Gavi en el período 2021-2030, se ahorran 21 dólares en costos de atención médica.
Por supuesto, este éxito de vacunación en niños de países empobrecidos no nació de sus gobiernos dilapidarios del erario público, ni más faltaba proteger la niñez (ese es su slogan oculto). Gavi se origina desde el esfuerzo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF, el Banco Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates; los cuales alentaron a los fabricantes de las vacunas a reducir sus precios para los países empobrecidos a cambio de una demanda predecible, de alto volumen y a largo plazo de esos mismos países.
Gavi comparte el costo que los países implementadores pagan por las vacunas, al tiempo que brinda una plataforma de garantías comerciales para los fabricantes de la misma, es así, que se ha visto un notable aumentado, de 5 en 2001 a 19 en 2022, de laboratorios farmacéuticos que se suman en esta iniciativa de reducir sus costos de comercialización de las nuevas vacunas. Esto redunda en campañas de vacunación preventiva en infantes, impulsando dramáticamente la inmunización contra enfermedades virulentas.
La situación era bastante crítica antes de Gavi para los infantes de los países emprobrecidos, en el año 2000, sólo el 3% de los 72 países de ingresos económicos más bajos habían introducido a nivel nacional la vacuna contra Haemophilus influenzae tipo B (Hib), vacuna que protege contra enfermedades como la neumonía y la meningitis a los niños. Gavi ha permitido que todos estos países hoy en día introduzcan esta vacuna en sus programas nacionales; es tan crucial el apoyo que estos países tienen una mayor cobertura de vacunas contra Hib, neumococo y rotavirus que el resto del mundo.
Sin lugar a dudas, gracias a esfuerzos mancomunados de los socios estratégicos de Gavi la vacunación de infantes, la seguridad sanitaria y el desarrollo económico mundial mejora. Es imperante entender que tenemos como humanidad que hacerle frente a desafíos globales como el cambio climático, el crecimiento demográfico exacerbado (ej., megaurbes), la urbanización inconsciente, la migración humana por la guerra y la fragilidad de los ecosistemas, entre otros; y una de las estrategias prontas a desarrollar de forma sostenible para alivianar las consecuencias de estas hecatombes inevitables es el fortalecimiento de la atención primaria de salud (APS), y las acciones que nos permitan acercar al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS).
Gavi ha ayudado a los países empobrecidos a ampliar la cobertura de vacunas para infantes y mejorar sus sistemas de salud. Esto los hace menos susceptibles y más capaces de prevenir brotes de enfermedades que representan una amenaza para los niños, protegiendo millones de vidas en todo el mundo, alentando al cumplimiento de uno de los ODS, la Cobertura Sanitaria Universal, garantizando así, que nadie se quede atrás.