Por: Dumar A. Jaramillo-Hernández
Profesor Universidad de los Llanos (Villavicencio, Meta, Colombia)
La tuberculosis (TBC) es una enfermedad infecciosa transmisible asociada a la pobreza, causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis (también conocida como bacilo de Koch), enfermedad que ha afectado a la humanidad durante siglos, cobrando millones de vidas cada año de forma silenciosa. Se estima que en los últimos dos siglos ha cobrado la vida a más de mil millones de personas. En la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud, diariamente se originan 28.000 nuevos casos (10 millones/año) y 4000 muertes (1,5 millones/año) y, de estas, un 20% en niños.
En el continente americano, Colombia es el quinto país con mayor carga de casos de TBC; el Programa Nacional de Tuberculosis, para el año 2020, reportó 13.037 casos y una tasa de incidencia de 22 casos (22 casos por cada 1000 habitantes); en países ricos, una tasa de incidencia de 4 es considerada altamente riesgosa para contraer la enfermedad. Retornando a nuestro país, los principales números de casos de TBC se asocian a poblaciones tipo en privados de la libertad (6.7%), afrodescendientes (6.7%), indígenas (5.2%), migrantes (4.5%), habitantes de calle (3.6%) y trabajadores de la salud (2.1%). Así mismo, los departamentos con mayor carga de TBC son Antioquia, Santiago de Cali, Bogotá, Valle del Cauca, Santander, Barranquilla, Norte de Santander y Risaralda.
Hace más de 100 años atrás (1921), el equipo de investigadores liderado por los franceses Albert Calmette y Camille Guérin produjeron la primera y única vacuna comercial para controlar la TBC, conocida bajo el acrónimo de BCG (“Bacilo de Calmette-Guérin”), siendo esta una cepa viva atenuada de Mycobaterium bovis (una bacteria del grupo Mycobacterium tuberculosis complex), la cual se aplica vía intradérmica en niños en su primera semana de vida, es así, que cada año 100 millones de niños son vacunados con este biológico en más de 100 países.
Aunque llevemos un siglo usando esta vacuna BCG, poco se conoce sobre ella, por supuesto que acumula grandes éxitos en la prevención de las formas graves de TBC en niños; pero también importantes carencias en adultos, dado que no previene la infección primaria en esta población, ni la progresión de la infección latente (la bacteria puede esconderse en el cuerpo durante años antes de desencadenar una infección activa que muestre síntomas). Los grandes enigmas que rondan BCG son su efectividad en la inmunoterapia del cáncer y los efectos no específicos sobre la inmunidad innata; además su capacidad para reducir la mortalidad infantil por causas diversas; hasta su asociación a aminorar los signos clínicos de COVID-19.
A pesar de los esfuerzos por parte de la comunidad médica y científica, el control de la TBC sigue siendo un desafío global. Con base en este panorama sobre TBC y su afección en poblaciones de países empobrecidos, dos importantes financiadores: “La Fundación Bill y Melinda Gates” y “Wellcome”, han invertido 550 millones de dólares en una prometedora vacuna contra la tuberculosis. La vacuna candidata M72/AS01E, que tiene como objetivo hacer frente a las infecciones latentes por Mycobacterium tuberculosis, donde la población adulta es altamente susceptible y la vacuna BCG no tiene capacidad de proteger. En esta columna de opinión, exploraremos la importancia de esta vacuna en la lucha contra la TBC y su potencial para cambiar el curso de esta enfermedad devastadora.
Para entender el papel esperanzador de la vacuna M72/AS01E en el control de la TBC, debemos comprender que la TBC se transmite por vía respiratoria de persona a persona; es así, que cuando una persona con la enfermedad activa sin tratamiento, tose, estornuda o habla, arrojando pequeños aerosoles o microgotas que contienen a la bacteria; esta puede ser inhalada por personas cercanas al paciente, dícese familia, amigos o compañeros de trabajo, entre otros.
Ahora, sabemos que la bacteria causante de TBC es capaz de hacer latencia por largos periodos en las personas que la han inhalado, es decir, infectó a la persona, pero no genera síntomas evidentes de la enfermedad de TBC, posteriormente en esa persona la infección latente puede evolucionar a una forma activa de la enfermedad, eliminando cada vez que tose, estornuda o habla grandes cantidades de bacteria en el ambiente, permitiendo la dispersión y trasmisión en núcleos cercanos de personas; es por esta razón, que la capacidad de la vacuna M72/AS01E para prevenir esta progresión (de fase latente a estado activo) es un hito importante en la lucha contra la tuberculosis, en teoría cortaría el ciclo de propagación, siendo posible su control y futura eliminación.
M72/AS01E es una vacuna de subunidad (una proteína de membrana de la bacteria) compuesta por una proteína de fusión inmunogénica (M72) derivada de dos antígenos (MTB32A y MTB39A) de Mycobacterium tuberculosis y el adyuvante patentado AS01E de GlaxoSmithKline (GSK). AS01E es el mismo adyuvante utilizado en nueva vacuna contra la malaria RTS,S/AS01E. Esta vacuna ha mostrado resultados alentadores en ensayos clínicos tipo 1 y 2, al ofrecer protección duradera contra la tuberculosis activa. Siendo esta una característica crucial, dado que una vacuna efectiva debe proporcionar inmunidad a largo plazo para prevenir las recaídas y la propagación de la enfermedad.
La estimación puntual de la eficacia de la vacuna después de al menos dos años de seguimiento después de la vacunación en países africanos (Sudáfrica, Kenia y Zambia) fue del 54% (IC del 90 %, 14-75; p = 0,04). Es decir, un poco más de la mitad de adultos con infección latente con Mycobacterium tuberculosis, vacunados experimentalmente con M72/AS01E, frenaron la progresión de la infección latente a enfermedad activa (capacidad de diseminar la bacteria en el ambiente permitiendo el contagio de su círculo familiar – social).
Desde julio del año 2019, el Comité Asesor de Desarrollo de Productos de Vacunas contra la Tuberculosis (PDVAC) recomendó avanzar con la vacuna M72/AS01E hacia la etapa de investigación clínica fase 3, donde se ejecuta la evaluación de su eficacia en grandes poblaciones susceptibles de padecer TBC (última fase antes de comercializarla). Las conclusiones del PDVAC estuvieron sustentadas en el gran potencial de la vacuna M72/AS01E, pero encaminadas a fortalecer el trabajo de investigación en la evaluación de su eficacia, la determinación del tamaño de muestra adecuado (número de poblaciones susceptibles) y la transferencia de tecnología para garantizar su disponibilidad en los países que más lo necesitan, donde paradójicamente la inversión en investigación es desastrosa, como Colombia.
Es importante destacar que la vacuna M72/AS01E no reemplazará a la clásica vacuna BCG. En cambio, se considera una vacuna complementaria que puede mejorar la protección contra la enfermedad. Esto es especialmente relevante en regiones donde la incidencia de tuberculosis es alta y la vacuna BCG ha mostrado una eficacia limitada. Sin embargo, a pesar de los resultados alentadores de los ensayos clínicos, es importante tener en cuenta que la vacuna M72/AS01E todavía se encuentra en proceso de evaluación y aprobación por parte de las autoridades regulatorias. Además, el desafío de implementar la vacuna a gran escala y garantizar su disponibilidad en las regiones más afectadas por la tuberculosis sigue siendo una tarea importante.