En este texto el exmagistrado aborda la premisa para los demócratas sobre combatir la corrupción venga de donde venga, de la derecha o de la izquierda. Ello tiene que ver con evitar que se vulneren los derechos de todos, que siempre han sido vulnerados por unos pocos para acumular capital y pasar por encima del resto de la sociedad.
Por: Jaime Araújo Rentería
Expresidente de la Corte Constitucional
¿Gobierno de izquierda o igualitario? ¿Sofisma?
La diferencia entre falacia y sofisma, en lógica, consiste en que, a pesar de ser ambos argumentos errados, si quien argumenta incorrectamente lo hace sin la intención de mentir, es falacia, y si lo hace consciente del engaño, es sofisma. Teniendo presente lo anterior, las relaciones entre la sociedad y el Estado nos permiten destruir varios de los sofismas, es decir, mentiras conscientes, que vemos en la actual política colombiana.
Estado liberal
Cuando la sociedad y el Estado tienen solo pequeños puntos de encuentro, de modo que el Estado solo toca una ínfima parte de la sociedad, fundamentalmente en los temas de seguridad interior y exterior y justicia (resolución de conflictos), estamos ante el Estado liberal, producto de las revoluciones burguesas (inglesa, americana y francesa), que dieron nacimiento al liberalismo, más frecuentemente llamado capitalismo que, a su vez, da origen a la burguesía y al proletariado.
La burguesía, al acceder al poder político, consagró todos los derechos “naturales” y las libertades que beneficiaban su dominación. Al lado de estos derechos naturales, existían también leyes económicas naturales, que hacían que las relaciones económicas se regularán sin intervención del Estado. La principal ley económica era la ley de la oferta y la demanda. Desde este punto de vista, lo mejor que podía hacer el Estado era abstenerse de intervenir en el proceso económico para no distorsionar la ley de la oferta y la demanda. El Estado se concibe como un vigilante nocturno, como un gendarme. La ley de la oferta y la demanda era la piedra de toque de toda la infraestructura económica y social del sistema: la producción, el consumo, los precios y las relaciones laborales (salario) se regulaban. Sin embargo, los hechos demostraron que el patrón y el obrero no eran iguales, que antes de que la oferta y la demanda se equilibrasen, se producían grandes crisis económicas en el funcionamiento del sistema capitalista, y lo más paradójico, que estas eran crisis ocasionadas, no por la falta sino por la superproducción de mercancías: frente a productores que no podían vender sus mercancías, existían multitudes enteras que necesitaban de esos productos, pero que no tenían dinero para adquirirlas.
Estas crisis eran consecuencia de que la apropiación de lo producido se hacía de forma privada, a pesar de que la producción se había socializado.
Grandes masas de seres humanos empezaron a descubrir que en el mercado no encontraban una serie de bienes que necesitaban, por no tener capacidad de compra, y empiezan a reclamarlos. Las amplias masas empiezan a desengañarse de la libertad, la igualdad y la propiedad burguesa y comienzan a dirigir sus miradas al competidor del régimen: hacia el socialismo. Ante esta situación el Estado capitalista se reforma, o perece.
Otro hecho, a comienzos del siglo pasado, pone en alerta al Estado capitalista: la Revolución Socialista de Octubre de 1917 en Rusia.
Por otro lado, la propia lógica de desarrollo del sistema capitalista, que exige un mayor poder adquisitivo de las masas y una mejor preparación para manejar una maquinaria y una tecnología más sofisticada. Ya no sirven obreros analfabetos, sino altamente educados, obreros sanos y no enfermos, y esto impone una reforma al Estado gendarme. Especialmente, en su papel frente a la economía y a su intervención en el proceso económico de la sociedad, aunque sigue respetando la propiedad privada de instrumentos y medios de producción.
El Estado socialdemócrata
Cuando la sociedad y el Estado se cruzan en una porción mayor y a los temas de seguridad interior y exterior y justicia se les agrega fundamentalmente los derechos económicos, sociales, culturales (y ahora los del medio ambiente y la lucha contra la desigualdad), estamos ante el Estado socialdemócrata, que sigue siendo un Estado liberal que respeta la propiedad privada, si cumple su función social.
El Estado socialdemócrata, desde el punto de vista axiológico, se orienta hacia una síntesis de los valores de la personalidad individual, típicos del liberalismo, y desde el punto de vista ontológico se sustenta en el criterio de que no es posible pensar la existencia humana abstraída de sus condicionamientos sociales.
Es un tipo de Estado inspirado en la justicia social y en una más justa distribución y masificación de los bienes económicos, sociales, culturales y ambientales.
El Estado Social de Derecho o Estado de bienestar, equivale a Estado liberal intervencionista. Es un Estado que, respetando la propiedad privada, le otorga una función social a la misma. El Estado Social de Derecho es una forma de Estado liberal que, además de las libertades y derechos burgueses, consagra los derechos económicos y sociales que la clase obrera logró arrebatarle a la burguesía (derecho de huelga, al trabajo, a la seguridad social, a la educación, a la vivienda, al descanso, seguros contra el desempleo, etc.).
El Estado de bienestar es un Estado liberal que cada día interviene más en el proceso económico. Esta intervención tiene como finalidad evitar las crisis cíclicas del sistema capitalista, para esto, como la otra cara de esa misma finalidad, se realizan planes de desarrollo económico. La planeación es meramente indicativa, ya que el Estado no es dueño de los instrumentos y medios de producción y es distinta a la planificación socialista, donde el Estado sí es dueño de los instrumentos y medios de producción (fábricas, tierra, etc.).
El Estado Social es un tipo de Estado que interviene a favor de los más débiles y que pone el acento en la igualdad de las personas, tratando de que se dé una igualdad real y no meramente formal; que busca acabar con las discriminaciones de todo tipo (sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica, etc.), o los privilegios, ya que la igualdad puede romperse hacia abajo, discriminando, o hacia arriba, privilegiando. Y busca poner al alcance de las amplias masas no solo una gran cantidad de bienes materiales, sino también espirituales, sociales, culturales y ambientales (salud, educación, vivienda, recreación, deporte, arte, cultura para todos, etc.).
La intervención del Estado en el terreno económico y social se ha proyectado fundamentalmente en los siguientes aspectos:
a) Redistribución de la riqueza, buscando garantizar a todos las personas un ingreso mínimo vital (hoy renta básica).
b) Expansión constante de los servicios públicos de salud, educación, seguridad social, asistencia pública.
c) Realización del derecho a la vivienda, y especialmente la construcción de vivienda para las amplias masas populares.
d) Una organización del trabajo dirigida a tutelar los derechos de los trabajadores y mitigar su estado de inferioridad ante los patronos.
e) Introducción de un sistema fiscal fundado en el principio del impuesto directo y progresivo.
f) protección de los ancianos, mediante pensiones de jubilación para todos y darles una seguridad después de la terminación de su vida laboral, y para los trabajadores activos, seguros para el desempleo, cuando cesan temporalmente y mientras consiguen otra ocupación.
g) La gestión económica, tiene como fin el pleno empleo para garantizar a todos las personas un trabajo y en consecuencia una fuente de ingresos.
h) Paz entre los hombres y con la naturaleza.
Desde el punto de vista político e ideológico, algunos lo consideran como la forma de consolidación del sistema capitalista; otros piensan que con reformas parciales acumuladas puede desembocar en el socialismo. Por estas razones el Estado liberal socialdemócrata, ha recibido críticas del marxismo y de la derecha. Del marxismo, ya que conserva la propiedad privada de instrumentos y medios de producción y el objetivo del marxismo es abolirla. Porque al entregar a la clase obrera los derechos económicos, sociales, culturales y ecológicos, adormece a la clase obrera y evita el triunfo de la revolución y porque solo otorga a la clase obrera las migajas de la riqueza capitalista. De la derecha liberal o neoliberal, es criticado, ya que, según ellos, con esas reformas permanentes, termina acabando con el capitalismo y transformándolo en un Estado socialista o marxista, que anula la propiedad y la libertad burguesas.
Como características del Estado Social de Derecho, en sentido material o técnico, que no podemos explicar en este breve escrito, podemos señalar:
a) La propiedad privada de instrumentos y medios de producción (respeto de la propiedad con función social y extinción de la propiedad que no cumpla la función social o no sea adecuadamente explotada y prevalencia del interés general sobre el particular: expropiación con indemnización, etc.);
b) La separación del poder político (legislativo, ejecutivo, judicial, órganos de control; separación del poder civil del poder religioso; separación del poder militar del poder civil y supremacía del poder civil sobre el militar; distribución territorial del poder político (Estado federal o regional, etc.);
c) La libertad e igualdad (derechos) burgueses;
d) Legalidad (voluntad general, generalidad de la ley, igualdad ante la ley);
e) Acción de la administración bajo la ley;
f) Independencia del juez.
El Estado socialista
Cuando el Estado interviene y toma decisiones sobre una mayor parte de la sociedad, se apropia de los instrumentos y medios de producción (fábricas, tierra, bancos, etc.), nos encontramos ante el Estado socialista o marxista. El marxismo no es solo una concepción del Estado o la política, sino que es una cosmovisión del mundo, pues no hay esfera del conocimiento y de la realidad sobre la cual el marxismo-leninismo no tenga una posición. Por ser una visión integral del mundo, no es posible referirnos a ella en detalle, limitándonos a explicar sucintamente su teoría del Estado y su forma de Estado.
Para los socialistas el Estado no siempre ha existido. En el comienzo de la historia humana existía la sociedad (comunidad primitiva), sin que existiese el Estado. La división social del trabajo hace aparecer la propiedad privada de medios de producción; esta propiedad es la causa de que la sociedad se divida en clases sociales con intereses no sólo opuestos sino también antagónicos.
La lucha de clases sociales pone en peligro la existencia de la propia sociedad. Con el objeto de que la sociedad no se destruya y de que el conflicto de clases se mantenga “dentro del orden”, surge una institución que aparentemente se coloca por encima de las clases sociales, pero que, de hecho, se coloca a favor de los detentadores de los medios de producción, de la minoría de la población, y en contra de la mayoría. Esa institución es el Estado.
El primer tipo de Estado es el esclavista. Luego aparece el Estado feudal y después el Estado capitalista. Todos estos tipos de Estado tienen en común, el ser una forma de dominación de la minoría (esclavistas, señor feudal, burgués), sobre la mayoría (esclavos, siervos, proletarios); de democracia para la minoría y dictadura para la mayoría.
El tipo de Estado socialista es también un tipo de Estado donde existe una dominación, pero de una naturaleza cualitativa distinta: de la mayoría (clase obrera y sus aliados), sobre la minoría. Aquí se invierten los papeles: democracia para la mayoría y dictadura para la minoría. Por lo mismo, el tránsito de la sociedad capitalista a la sociedad socialista se hace a través de la forma política conocida como dictadura del proletariado.
Como el Estado no siempre ha existido (comunidad primitiva), no tiene por qué existir perpetuamente, es posible, entonces, que el Estado se extinga (comunismo), y que el hombre viva en una sociedad sin Estado.
Dentro de los principios que sirven de fundamento al tipo de Estado socialista podemos señalar:
Propiedad social de instrumentos y medios de producción (el socialismo se pronuncia en contra de la propiedad privada de medios de producción, por considerar que es la fuente de la explotación del hombre por el hombre y de la desigualdad social).
Poder del pueblo y unidad del poder estatal. El sujeto titular del poder político es el pueblo (soberanía popular), que lo ejerce directamente o a través de sus representantes (soviet de diputados populares; asamblea del poder popular; asamblea nacional y consejos populares, asamblea popular nacional; antigua URSS, Cuba, Vietnam y China respectivamente, etc.). El soviet o asamblea constituye la base política del sistema de órganos del Estado. Todos los demás órganos estatales se encuentran bajo su control y le rinden cuentas de su gestión. El poder del pueblo se traduce en que el representante debe rendir cuentas de su mandato a los electores y en caso de que no justifiquen la confianza depositada en ellos, su mandato puede ser revocado en cualquier momento); el poder estatal es único, por su esencia clasista.
El centralismo democrático y órganos colegiados. La organización y la actividad del Estado socialista se estructura según el principio del centralismo democrático. El centralismo democrático es la unidad de dos principios organizativos Inter conexos: el democratísimo y el centralismo. El democratísimo presupone la electividad de todos los órganos del poder estatal, de abajo hacia arriba, y su responsabilidad y rendición de cuentas al pueblo por su gestión. El centralismo se manifiesta en la aplicación de una política única y la obligatoriedad de las decisiones de los órganos superiores para los inferiores y de la minoría a la mayoría (dirección colectiva); la colegialidad de los órganos, concebida, como regla general que los órganos del Estado, tanto políticos, como jurisdiccionales o administrativos, tanto a nivel local como central, son órganos pluripersonales, colegiados, donde también se debe aplicar el centralismo democrático. La idea de los órganos colegiados es que evitan la concentración del poder en una sola persona y permiten que verdades parciales se acerquen más a una verdad verdadera. Dicho en términos prosaicos, que más ojos vean un problema; o como decían los vietnamitas: que tres tontos hagan un genio.
La legalidad socialista, que se expresa en el hecho de que las instituciones del Estado, los funcionarios, las organizaciones y los ciudadanos tienen la obligación de observar la constitución y las leyes del Estado socialista.
Papel del partido político. El partido político es la fuerza dirigente, orientadora de toda la sociedad y del Estado. Es el núcleo de su sistema político, de las organizaciones estatales y sociales. A pesar del papel rector del partido respecto del Estado, los órganos del partido se mantienen separados de los órganos del Estado. Este principio fue formulado bajo la dirección de Lenin en el VIII Congreso del PC (b) de Rusia: “de ningún modo corresponde entremezclar las funciones de los colectivos del partido con las funciones de los organismos estatales, tales como son los soviets”.
Las organizaciones sociales partícipes de la administración del Estado. El Estado socialista busca acercar la administración al administrado. Las organizaciones de masas, las organizaciones sociales como son los sindicatos, las cooperativas, uniones de juventudes, de mujeres, uniones profesionales, comités de defensa de la revolución etc., participan en la administración de los asuntos del Estado y de la sociedad, así como en la solución de los problemas políticos, económicos, sociales o culturales.
La economía planificada. Sobre la base de la propiedad social de medios de producción, el Estado socialista práctica la economía planificada, sobre la base de los planes estatales de desarrollo económico y social. El plan busca evitar las crisis permanentes del sistema capitalista. En la concepción socialista del Estado, lo fundamental es la economía, la base económica y más exactamente el denominado modo de producción, que determina la estructura social, política, jurídica e ideológica. Como características de la organización del poder político y del gobierno del Estado socialista o marxista, podemos señalar brevemente: La institución, a través de la cual el pueblo ejerce su poder soberano, es la Asamblea, órgano superior del poder, bajo cuyo control están todos los demás organismos estatales (unidad del poder). Este órgano es una asamblea representativa que está directamente unida al cuerpo electoral (ante el cual responde). Normalmente es unicameral, (exceptuándose los casos de Estados con organización federal, que son bicamerales). Esta Asamblea, constituye la base política del sistema de órganos de Estado, ya que todos los demás órganos dependen de ella y le deben rendir cuentas. La Asamblea tiene un órgano más pequeño encargado de cumplir sus funciones durante el periodo de receso de ella. Es el órgano permanente de la Asamblea, subordinado a ella y se elige de entre sus miembros; este órgano recibe distintos nombres (Presídium, Consejo de Estado, etc.), siendo también colegiado. El órgano permanente, más pequeño, rinde cuentas a la Asamblea. En algunos ordenamientos socialistas, aparece la figura del presidente y vicepresidente, que es también responsable ante la Asamblea. La Asamblea elige otro órgano, que tiene la máxima potestad ejecutiva y administrativa del país, este órgano colegiado recibe diversos nombres (Consejos de ministros, etc.) y es responsable ante la asamblea; en receso de esta, es responsable ante el órgano permanente de ella (presídium, y al que debe rendir cuentas).
El Estado totalitario
Cuando la sociedad y el Estado tienen puntos de encuentro totales, de modo que el Estado se superpone a la sociedad, nos encontramos con el denominado Estado totalitario que, desde ahora, advertimos, es un tipo de Estado liberal o capitalista, ya que conserva la propiedad privada de instrumentos y medios de producción.
Filosóficamente el Estado totalitario parte de la premisa de que no hay diferencia entre Estado y sociedad, pues, estos se confunden de manera tal que no hay esfera de la sociedad que el Estado no pueda tocar o por lo menos vigilar; el Estado totalitario tiene la pretensión de invadir todas las esferas de la sociedad, su pretensión de totalidad es lo que lo hace totalitario. Esta intención de tocar todo fue gráficamente expuesta por Mussolini cuando acuñó su célebre frase: “Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.
La ideología liberal clásica, había surgido como una reacción contra el absolutismo y la concentración del poder del monarca. Los liberales reaccionaron dividiendo el poder político, para garantizar la libertad del hombre. La ideología liberal clásica, consideró que la libertad del individuo se garantizaba más en la medida en que el Estado fuese menos fuerte, en que se dividiera el poder del Estado, en que uno hiciera la ley, otro distinto la ejecutara y un tercero dirimiera los conflictos. El fascismo se opone a esta concepción y considera que el Estado es muy débil frente a sus enemigos, que debe fortalecerse; que el individuo debe renunciar a sus libertades, a sus derechos, a favor del Estado, porque sólo dentro del Estado es posible lograr la unidad de la nación y realizar la misión histórica de la raza o del pueblo superior. Sus dos manifestaciones más importantes fueron el nazismo y el fascismo.
El fascismo a nivel interno, implica el desprecio hacia el propio pueblo, hacia la masa obrera, a la que se le considera incapaz, inepta, a la que se le puede privar de sus derechos y que debe someterse al führer, al duce, al líder. Es el recurso a la fuerza física para quebrar la resistencia de la masa obrera. A nivel internacional, el fascismo lleva en sí el desprecio hacia otros pueblos, el sometimiento de otros pueblos. Esto se justifica con la tesis de la raza superior. Hacia afuera, todas estas teorías buscaban conquistar nuevos mercados y nuevas fuentes de materias primas a los monopolios de sus países. Este plan de dominación, interior y exterior, supone la organización de la economía de esos países con un objetivo bien claro: la guerra.
La guerra contra los enemigos interiores y exteriores, lleva en si la existencia de un inmenso aparato de propaganda, que convierte hasta las mentiras en verdades (para Goebbels, el amo de la propaganda nazi, una mentira repetida mil veces se convierte en verdad). Para los fascistas, en política, sólo hay amigos o enemigos, no es posible otra variante. El enemigo debe someterse y si no lo hace, hay que destruirlo. En la actitud ante el enemigo político se refleja una diferencia fundamental entre el liberalismo y el fascismo, pues el primero se enfrenta al enemigo político con la fuerza de la razón, su método es la discusión y el dialogo y lo que busca es convencer o persuadir y si esto no se logra, la manera de dirimir el conflicto es por medio del juego de las mayorías y las minorías; en cambio el fascismo se enfrenta al enemigo político con la razón de la fuerza, su método es la violencia y el fin que persigue es someter a su adversario y si no lo logra a las buenas lo logra a las malas, aun desapareciéndolo o eliminándolo físicamente.
En la ideología fascista la propia sociedad se debe integrar al Estado, nada de lo que sucede en la sociedad le puede ser ajeno al Estado. El Estado puede y debe invadir todas las esferas de la sociedad y del individuo; por ejemplo, existía una educación oficial y textos oficiales de enseñanza, no había libertad de cátedra. El Estado interviene en las creencias religiosas y en las relaciones afectivas. Por ejemplo, Hitler prohibió el matrimonio de personas de raza aria, con judíos. El régimen fascista, en su pretensión de totalidad, no acepta particularidades, regionalismos ni autonomías de ningún tipo; tanto en Italia como en Alemania, donde antes existía una forma de Estado regional y federal, respectivamente, se fue pasando de un Estado descentralizado a un Estado centralizado. El totalitarismo, no acepta ni siquiera el particularismo administrativo, todo se debe manejar desde arriba, designando a dedo a las autoridades que antes se elegían a nivel local o regional.
Al führer, al duce o al caudillo, además de las funciones ejecutivas que ya tenía, se le otorgan facultades legislativas (es el máximo legislador), y facultades judiciales (se convierte en el juez supremo), a tal extremo que todo el régimen político se encarna en su persona y todas las funciones hay que referirlas en última instancia a el líder. El caudillo se convierte en la constitución del régimen. El líder designa a los diputados, a los jefes administrativos, a los jefes de regiones, a los jefes del partido etc.; por esta razón, algunos llaman al régimen fascista, la forma de gobierno del jefe de gobierno.
El nazismo y el fascismo con su concepción política de amigo-enemigo, no acepta la existencia de otros partidos políticos. Primero se alía con los partidos liberales para expulsar y perseguir a los comunistas y luego excluye del juego político, a sus aliados de ayer. Los órganos del partido fascista, se van transformando de hecho (y de derecho), en órganos del Estado. El régimen fascista desconfía del juez civil; para juzgar a sus enemigos políticos recurre a tribunales especiales, casi siempre de naturaleza militar. El principio universal, de derecho penal, que dice que no puede haber delito, ni pena, sin que el legislador haya previamente definido el hecho como delictual y establecido la respectiva sanción, que es una garantía de la libertad de los ciudadanos, no se respeta. Bastaba que un funcionario u órgano del partido considerase que la conducta de una persona atentaba contra el Estado para que se le aplicase una pena, así el hecho no estuviese previamente definido como delictual o contravencional. A esto hay que agregar, la arbitrariedad de la policía secreta que detiene y allana sin orden judicial, además de torturar y desaparecer a los enemigos del régimen o a los miembros de la raza inferior.
El régimen fascista en su afán de quebrar la resistencia de las masas populares, no sólo las priva de derechos elementales como es el de huelga, sino que además eleva este hecho a la categoría de delito. Este régimen se apodera de los sindicatos, los únicos sindicatos reconocidos son los de los fascistas, quien no era fascio no podía sindicalizarse; sólo los sindicatos fascios podían pactar acuerdos laborales con los patrones, en las condiciones más favorables para los monopolios. El sistema fascista es una forma de Estado corporativista. Las corporaciones fascistas, eran formas de representación política de los grupos de interés económico, alemán o italiano y no del pueblo alemán o del pueblo italiano.
La propiedad privada: piedra de toque
Así, de los 4 modelos sociales expuestos, 3 defienden la propiedad privada de instrumentos y medios de producción, y solo 1, el verdadero socialismo, defiende su contrario, esto es, la propiedad social de instrumentos y medios de producción (fábricas, empresas, tierra, bancos, etc.); de modo que ésta es la verdadera piedra de toque entre izquierda y derecha.
La izquierda socialista se pronuncia en contra de la propiedad privada de medios de producción, por dos razones fundamentales: a) Por considerar que es la fuente de la explotación del hombre por el hombre y b) Por ser la causa de la desigualdad social. Como consecuencia de la segunda de estas premisas, la verdadera izquierda se caracteriza, en segundo lugar, por la defensa de la igualdad, en todas sus manifestaciones, combatiendo todas las discriminaciones y todos los privilegios, ya que la igualdad puede romperse hacia abajo (discriminando) o hacia arriba (privilegiando). Por esta razón Norberto Bobbio señala en su obra Izquierda y Derecha que la constante histórica de la izquierda es la defensa de la igualdad y la constante de la derecha es la desigualdad. Y que esta diada se mantiene, aun después del abandono del socialismo por la antigua URSS.
Es importante recordar que el debate sobre la propiedad (privada o social), es también un debate milenario, que se remonta a Platón, para quien lo natural era los bienes o propiedad en común, por lo que algunos lo consideran defensor del socialismo. Mientras, para su discípulo Aristóteles, lo natural era la propiedad privada.
El nacimiento del capitalismo tuvo varias causas, pero hay dos que no podemos ignorar: desde el punto de vista económico, la Revolución Industrial (1750-1850 aproximadamente), y desde el punto de vista político-ideológico, la creación del Individualismo: el individuo con derechos, por la sola razón de su existencia (derechos naturales). Y dio nacimiento a dos mellizos: la burguesía, dueña de los instrumentos y medios de producción, con ideología liberal y defensora de la propiedad privada, y al proletariado, que lo único que tenía era su fuerza de trabajo, para alquilársela a los dueños de propiedad privada, con ideología socialista y defensores de la propiedad social.
Conclusiones
Con estos elementos de juicio, podemos, ahora sí, enfrentarnos a los sofismas políticos que rondan el debate público colombiano y desmitificarlo, a pesar de que muchos afirmen que no existe una diferencia entre izquierda y derecha, afirmación que casi siempre la hacen los defensores de la derecha, con el propósito de sacar provecho político, o en una conducta oportunista y políticamente camaleónica. Similar a la que afirmaba que los partidos burgueses representaban a todas las clases sociales, cuando en realidad defendían los intereses de la burguesía y buscaban confundir al proletariado sin formación política suficiente.
En Colombia, como en muchas partes del mundo, existen dos clases de derecha:
a) la que defiende la propiedad privada de instrumentos y medios de producción y la desigualdad de los hombres (liberalismo gendarme, y muchas veces nazi-fascista) y,
b) la derecha que defiende la propiedad privada y la igualdad (real) de los hombres y que se acerca un poco a la Socialdemocracia (y digo un poco, porque la verdadera socialdemocracia no renuncia a la función social de la propiedad, a la extinción de dominio de quien no cumple con ella, ni a la prevalencia del interés general sobre el particular, cuando es necesario expropiar con indemnización).
La verdadera izquierda es la que defiende la propiedad social de instrumentos y medios de producción, así como la igualdad real de todas las personas, por lo mismo, no acepta ninguna clase de discriminación ni de privilegios.
El expresidente López Pumarejo, decía que a las personas hay que creerles y cuando el presidente actual dijo, el día que ganó la segunda vuelta, que iba a respetar la piedra de toque de los sistemas políticos: La propiedad privada y a desarrollar el capitalismo en Colombia, hay que creerle; creerle que no es de izquierda.
“…La contracampaña, quizás, a partir de las mentiras y del miedo que íbamos a expropiar los bienes de los colombianos, que íbamos a destruir la propiedad privada, pues bien, de manera franca, aquí les diría lo siguiente: nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia". Entonces, que se acaben los sofismas y mitos políticos y que comience el debate fundamental.